Ampliar las aceras a la salida de los colegios, eliminando las plazas de aparcamiento necesarias, para crear espacios dignos
donde los padres puedan despedir y recoger a sus hijos en condiciones.
Llevo a mis hijas al colegio de la Inmaculada en Hortaleza, y resulta patético que, a la entrada y a la salida, nos agolpemos los padres en una acera ridícula de 1.50 metros de anchura, en la que uno no puede ni pararse un segundo con los niños, interrumpiendo además la circulación de los viandantes ajenos al colegio.
Supongo que esta situación se dará en muchos otros colegios de Madrid, y creo que bastaría con suprimir tres o cuatro plazas de aparcamiento para crear espacios medianamente amplios y dignos, donde los padres puedan charlar un rato entre ellos o con los niños, sin molestarse ni molestar a los demás. La inversión para hacerlo, por colegio, sería el coste de hacer 30, 40 o 50 m2 de acera nueva sobre la calzada.
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