Acabar con la plaga de orugas en Madrid

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Informe de coste

La legislación no permite el empleo de químicos contra la procesionaria, ya que en la actualidad no hay ningún producto autorizado por el Ministerio para zonas urbanas. En 2018 no se pudo ya fumigar. Hoy por hoy solamente es posible la retirada de nidos, de forma manual. Cada día se retiran entre 600 y 700 nidos de esta especie, el doble que otros años. Los trabajos municipales se centran sobre todo en atacarlas cuando bajan de los árboles: «Bien conduciéndolos desde el tronco hasta una bolsa para luego eliminarla, o ya en el terreno barriéndolos y destruyéndolos. Para ello, existen unas brigadas de profesionales, protegidas con trajes especiales, guantes y gafas, que llevan a cabo las labores. El Ayuntamiento de Madrid, además de las actuaciones diarias que lleva a cabo contra la oruga procesionaria en parques de la ciudad, tiene un banco de pruebas en una finca de Tres Cantos donde está experimentando con varios tipos de trampas, todas ellas ecológicas. El objetivo es poder implantar estos sistemas en las zonas urbanas de la ciudad sin emplear plaguicidas. Una de las técnicas que se está probando es la de introducir impedimentos físicos, como anillos en el tronco para que el gusano no llegue al suelo e interrumpir así su ciclo vital. De este modo, se les conduce a bolsas que después son eliminadas. También se ensaya con enterramientos artificiales. En verano trampas de feromonas, lo que desprenden las hembras para que las fecunden, para atraer a los machos, y que no lleguen a reproducirse. Todo ello supone un elevado coste, con tratamientos manuales que además será necesario repetir en años sucesivos.