A nivel muncipal, a nivel autonómico y estatal, los presupuestos deberían realizarse con una exigencia insalvable de déficit 0.
Sitemáticamente (al menos, hasta ahora) se ha aceptado un endeudamiento e hipoteca del Presupuesto Municipal (al igual que los comunitarios y estatales) y que se asuma periódicamente un resultado deficitario, que se incrementa anualmente de forma inexorable (en la Comunidad de Madrid, una hipoteca a Dios sabe cuantos lustros y a nivel nacional... ya vamos por el 100% del PIB, vamos, un Agujero Negro).
De esta forma, los presupuestos futuros sucesivos deberán incluir en su cuenta de gastos el pago de unos intereses crecientes, obviando que sigue estando como asignatura pendiente la liquidación futura de dicha deuda municipal/autonómica/estatal, un legado que les dejamos a nuestros hijos/nietos para que ellos lo asuman y abonen con el pago de unos impuestos incrementados por esta indeseable herencia.
¿¡De verdad queremos dejar a nuestros hijos y nietos esta deuda eterna pendiente!?
Los gastos municipales presupuestados no deberían superar en ningún caso los ingresos previstos para hacerles frente.
Si los superan...
¿quién se va a responsabilizar de su amortización futura?, ¿los políticos que la contrajeron?, ¿sus partidos de forma sub-sidiaria (supuesto, que dichos partidos, no se declaren en quiebra o insolvencia)?, ¿los nuevos ciudadanos con un incremento de sus aportaciones fiscales o con un recorte de los futuros servicios municipales por los que ya han pagado sus impuestos?
¿o es que cabe suponer que, en un futuro no muy lejano, podrán afrontarse los presupuestos municipales desde una óptica de superavit?
Creo que lo más sensato es no endeudarse/hipotecarse con Bancos para que no tengan al consistorio cogido por los mismos o con "favores debidos" y quizás... ¿reclamar de forma retro-activa a esos responsables que han hipotecado nuestras vidas?.
Inicia sesión para comentar