La hemos visto toda la vida, en El Rastro, con su pañuelo de flores a la cabeza y dándole al manubrio del organillo para que suene el "Pichi" o cualquier chotis de esos que todos sabemos tararear.
Está muy viejecita pero no falta a su cita con los madrileños (que somos todos).
Representa ese Madrid popular de gallinejas, verbenas y claveles en el pelo del que queda ya muy poco...
La viejecita del organillo se merece recibir no sólo los euros que le echamos en el platillo sino el cariño del pueblo de Madrid, del que ella pone la música.
¡Que sí!
Dejo aquí enlace a Propuestas Complementarias:
Recopilación de Propuestas relativas a Nombres para calles.
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