Emplear más recursos en evitar que se ensucie la ciudad
Código de la propuesta: MAD-2015-10-2999
Dedicar una importante partida del presupuesto a impactantes campañas de educación de la ciudadanía para desarrollar una conciencia colectiva de implicación en la limpieza. La ciudad es la casa común de todos los habitantes de Madrid y las mismas pautas de comportamiento que cada uno sigue en su casa en relación a la limpieza pueden y deben practicarse en aquella. Si conseguimos que no se ensucie mas de lo inevitable por accidente estaremos desarrollando una poliítica de prevención de la suciedad, a la larga mucho más eficaz que una política de corrección. Hay que anticiparse y evitar que la suciedad se genere, acción tan importante o más que su eliminación una vez producida. Las mejores prácticas ciudadanas a desarrollar deben incluir la correcta utilización de los recursos que se ponen a su disposición: los residuos se tienen que depositar en los lugares, contenedores y momento adecuados en cada caso. Por otro lado, el despliegue y oferta de recursos municipales debe ser acorde con el nivel de exigencia con los ciudadanos (papeleras, contenedores, personal y maquinaria de recogida y limpieza, una extensa red de baños públicos etc).
Es opinión muy extendida que Madrid está muy sucio y hay que tomar medidas para evitarlo. Se agolpan las propuestas ciudadanas para mejorar la limpieza, el Ayuntamiento contrata más barrenderos (noticia reciente de hace unos días), aun así no encuentro demasiadas sugerencias en la línea de fomentar la prevención de la suciedad (salvo aquellas que abogan por sancionar o castigar a quienes incumplan las normas que, aunque un modo de prevenir, tal vez no sea el más efectivo y desde luego no el más popular).
Es obvio que la mayoría de la gente mantiene limpia su casa no porque barra, friegue o pase el aspirador continuamente, sino más bien porque canaliza adecuadamente los residuos que genera (usa el cubo de basura, el inodoro, etc.). Digamos que todos nos cuidamos de no generar suciedad “voluntaria” o evitable. Igualmente, cierto es, que mantenemos un grado de limpieza personal y de la ropa porque evitamos mancharnos y no porque nos ensuciemos indolentemente para luego lavarnos y cambiarnos tropecientas veces al día.
Y entonces… ¿Por qué estos comportamientos tan obvios y de sentido común no los extrapolamos a la limpieza de la ciudad en la que vivimos?
La ciudad se ensucia en cualquier punto desde el momento en que se produce un acto incívico que lo provoca y esto no se evita limpiando más. Siguiendo esta política tendríamos que tener casi un barrendero por ciudadano que caminase justo detrás de nosotros…Qué absurdo, ¿verdad?
En muchos órdenes de la vida es más efectiva la prevención de un problema que la intervención una vez se ha declarado. Es el caso de la enfermedad, por ejemplo, o de la delincuencia (como muy bien conocerá nuestra estimada alcaldesa).
El problema de la suciedad es complejo y como tal hay que atacarlo desde múltiples frentes. Uno muy importante, en mi opinión, deberían ser las campañas de sensibilización ciudadana, la calle es la casa común de todos los habitantes de Madrid y hay que trabajar para que la gente sienta esto y se implique en el objetivo. Habría que plantearse retos ambiciosos como hacer de Madrid la ciudad más limpia de Europa. Lanzar machaconas campañas publicitarias como las de “Si bebes no conduzcas” o “Hacienda somos todos” encaminadas a crear una conciencia común: la limpieza de la ciudad está en nuestras manos.
Los ciudadanos tienen que ser conscientes de que no se puede ensuciar de modo voluntario, que los medios tienen que usarse adecuadamente y que los actos de eliminación de residuos tienen que realizarse de un modo correcto. No basta con acercar la basura a la papelera o al contenedor; hay que introducirla dentro y en el del tipo adecuado. Menciono esto, como ejemplo, porque los alrededores de los contenedores de reciclaje son a veces acumulaciones de restos de toda clase. Parece como si pensásemos que con dejar la caja de cartón al lado es suficiente y no, hay que doblarla y ponerla dentro. Ejemplos de estos actos los hay de todo tipo.
Para ese nivel de exigencia con el ciudadano es evidente que el despliegue de medios por parte del Ayuntamiento debe ser adecuado y generoso: papeleras, contenedores, ceniceros, más puntos limpios y más facilidades para dejar allí las cosas inservibles, más personal dedicado a la recogida….Y baños públicos, por supuesto.
Los servicios de limpieza tendrían que dedicarse fundamentalmente a recoger las papeleras, quitar las hojas que caen de los árboles, regar calles, resolver incidencias (hay suciedad producida por accidentes, esto es evidente, como derrames y otros).
En conclusión, imaginen esta visión de la ciudad limpia: una adecuada red de medios (contenedores, papeleras, baños públicos) de recursos (personal y máquinas de recogida y limpieza) y unos ciudadanos educados y sensibilizados que no ensucian más de lo imprescindible. Para todo ello tan importante o más que emplear el presupuesto de limpieza en limpiar es usarlo para prevenir y evitar que se ensucie.

Completamente de acuerdo. Es más limpio el que menos ensucia. Los que somos algo "maduros" recordamos las campañas de mentalización que se realización vía televisión a finales de los 60 y principio de los 70, campañas en la cuales se decía " mantenga limpia España" y se mostraban comportamientos incívicos. Creo que merecería la pena volver a ese mensaje para recordar quienes somos y donde vivimos.
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Creado el 13/10/2015 21:14
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