Criterios de acceso a residencias para la tercera edad
Código de la propuesta: MAD-2015-10-3550
Evitar que la convivencia del mayor con su familia dificulte su acceso a una residencia cuando por su edad o por reducción de sus capacidades la situación resulte difícil o insostenible.
El hecho de que un hijo o un nieto haya decidido hacerse cargo de sus mayores en el ámbito familiar y, por tanto, cubrir sus necesidades afectivas, asistenciales o, incluso, económicas puede convertirse, llegado el momento, en un obstáculo de cara a la posibilidad de acceder a una residencia pública.
En ocasiones, se llega a entender que el núcleo familiar que decidió cuidar a su mayor tiene que hacerse cargo de él pase lo que pase y, por tanto, sin tener en cuenta que su edad avanzada -o, incluso, muy avanzada-, la merma en sus facultades o cambios en las circunstancias del entorno familiar (enfermedades, fallecimientos, etc) pueden hacer que continuar con su cuidado en el entorno familiar ya no sea posible y por la situación económica del mayor -en la mayoría de los casos, con pensiones de poco importe- no pueda acceder a una residencia privada.
Hoy en día, es frecuente que tengan que ir a trabajar todos los miembros de la unidad familiar con el propósito de hacer frente a las cargas económicas y, por tanto, cuando por su avanzada edad nuestros mayores requieren mucha más atención puede no resultar sencillo e incluso imposible compatibilizar el trabajo y el cuidado del menor.
Evidentemente, las instituciones se deben hacer cargo de aquellos mayores que vivan solos porque no tienen familia y facilitarles, cuando lo soliciten, una residencia para que sean atendidos adecuadamente. Sin embargo, no debería valorarse de forma aislada el hecho de que el mayor viva solo sino que se debería tener en cuenta si vive solo porque no tiene familia o si, por el contrario, es consecuencia de que prefirieron no "hacerse cargo de él" o llevar a cabo una vida menos sacrificada ya que el cuidado de un mayor requiere dedicación, tiempo, sacrificar determinadas cosas y destinar a este fin ciertos recursos económicos de la unidad familiar.
No puede ocurrir que, cuando dos mayores se encuentren en la misma situación física o psíquica, se priorice el acceso de aquel que, a pesar de tener familiar, viva solo frente a aquel que, habiendo estado recibiendo el cuidado y la dedicación de su entorno familiar, ya no sea posible satisfacer adecuadamente sus necesidades y que, por tanto, sea preciso que acceda a una residencia pública en donde sus familiares le seguirán visitando.

Cualquier persona mayor que, voluntariamente, quiera vivir en una residencia debería tener derecho a acceder a una plaza, lo mismo que los niños tienen derecho a una plaza escolar pues es lo mismo pero a la inversa, el mayor cotizada para esa plaza escolar y ahora ese niño tiene que cotizar para esa plaza de residencia
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Creado el 27/10/2015 16:37
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