La liberalización de horarios sólo beneficia a las grandes empresas que turnan a su personal y ahogan al pequeño comercio. Crea empleo precario sin festivos y no aumenta consumo, lo diluye.
El pequeño comercio, el comercio tradicional y de calidad no puede competir con aperturas de 12 horas diarias, 7 días a la semana. Esto no sucede en ciudades como Barcelona o el norte de España que mantienen un tejido comercial de calidad. Hay que promover la singularidad. Los grandes centros comerciales y las grandes calles comerciales en Madrid son clones unos de otros, con grandes multinacionales que generan empleo y horarios precarios. La liberalización de horarios acaba con el comercio de barrio, zapaterias, tiendas de ropa multimarca, mantequerías, pescaderías, etc..cada vez que cierra una no se sustituye.
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