¿Limpiando soplando con aire? Ruido, malos humos y alergias.

Cada mañana de camino al trabajo, escucho a lo lejos esas máquinas infernales que llenan de ruido y malos olores nuestras calles. Allí están un día más, los operarios de limpieza con esas mochilas colgadas a la espalda, quemando combustible y oliendo a ciclomotor trucado y soplando con esas máquinas como descosidos. Mueven la suciedad de un sitio hacia otro, intentando de forma chapucera, aglutinarla para que el camión que va barriendo succione todo desecho. Pero más que barrer y limpiar lo que realmente hacen es mover la suciedad de sitio, enorme polvareda levantan y los coches acaban hasta arriba de hojas, polvo y polen. Es insufrible en época de alérgia andar por una de esas calles con todo el polvo de los plataneros en el suelo y ver cómo crean una atmósfera de asma, picor de ojos y congestión nasal. ¿Por qué se decidió limpiar de esta forma? ¿Es que en casa del dirigente que aprobó esto, cuando hay migas sobre la encimera, lo que hace es soplar y tras quedar esparcidas por todas partes se puede dar por satisfecho con la limpieza? Encima con el consumo de carburante, metiendo más humo a la ciudad y generando un ruido insufrible, en especial en verano cuando uno duerme en los días de vacaciones con las ventanas abiertas (porque cuando refresca son las 6 de la mañana) y al poco rato aparecer ese ruido insoportable. Que vuelvan los barrenderos de toda la vida, con su cepillo ancho, su cubo con ruedas y las calles bien limpias, sin ruidos de motores superrrevolucionados, sin olor a gasolina quemada y sin sufrir de estornudos, alergias y asma.