Reducir la iluminación de edificios cerrados

Basta con pasearse una vez por Madrid por la noche para darse cuenta del derroche eléctrico que se está haciendo. Edificios públicos cerrados con las luces encendidas, plantas completas de oficinas vacías pero iluminadas, escaparates e interiores de tiendas iluminando las aceras más que las propias farolas...

En esta época en la que mucha gente se encuentra en situación de pobreza energética y con un planeta cada día más cerca del colapso, me parece necesario que todos empecemos a colaborar y actuar con gestos tan sencillos como apagar las luces al salir. Además, aparte del ineterés fundamental que es el medioambiental, no hay que desestimar el importante ahorro económico que esto puede representar.

Como siempre, el ejemplo debería de mostrarlo la administración pública apagando las luces de todos sus edificios una vez los trabajadores hayan terminado su jornada laboral. Luego, obligar a las empresas a actuar de la misma forma, bajo riesgo de multa si no respetan esa normativa. Por último, obligar las tiendas a apagar o reducir drásticamente las iluminaciones de sus escaparates basándose en su ubicación y la superficie del escaparate (apagar totalmente los escaparates en calles secundarias y reducir su iluminación en los grandes ejes, como la Gran Vía).

El ahorro realizado por la administración podría permitir ayudar a familias en situación de pobreza energética y/o a invertir en energías renovables, instalando placas solares en los techos de sus edificios.

Apoyar esta propuesta es querer vivir en una ciudad más sostenible, más responsable y más justa.