Una temperatura agradable (y eficiente) en todos los transportes públicos

¿Has experiementado auténtico agobio al subirte a tu autobús diario? ¿Y en el Metro? ¿Esa sensación siempre es por calor? ¿Te preguntas por qué un autobús que a las 8.30 de la mañana tiene en su interior casi 100 personas necesita tener encendida una calefacción a 28 grados (en algunos casos a 30) obligando a todos los pasajeros a abrir de par en par las ventanas? ¿Por qué un aspecto como el confort térmico en los transportes públicos, que nos harían más cómodos nuestros desplazamientos, no se cuida adecuadamente? Siguiendo las más modernas recomendaciones de la Unión Europea y de sus  Consorcios de Transporte más destacados, hoy es posible que nuestro transporte público esté bien climatizado. La solución no pasa por abrir las ventanas cuando un autobús tiene sus sistema de calefacción a 28 grados y en la calle están haciendo días de invierno con 15 grados. La solución pasa por un termostado visible en el transporte que en todo momento informe a los pasajeros de la temperatura real que hay en el habitáculo. Y que automáticamente controle el flujo de aire frío (sí, aire frío incluso en invierno si es necesario) o aire caliente para alcanzar la temperatura óptima y reglada por el Reglamento de Viajeros. Esta medida es tan sencilla y estoy convencido de que mucha gente seríamos más felices usando el transporte público. ¡Vamos a conseguirlo!