A nadie escapa la gran cantidad de perros que habitan en nuestra ciudad. El civismo de los dueños es incompleto, cuando no inexistente. Muchas cacas, y todos los orines, quedan en las calles, haciendo desagradable y a veces intransitable el simple caminar. Un problema de higiene, que recuerda mucho a lo que ocurría en el medievo. Creo que es lógico, y de justicia que los propietarios de perros subvencionen con un impuesto especial, la especial limpieza que requieren las calles debido a sus mascotas.
Pablo g · 20 de febrero 2016
Es una vergüienza los orines de perros por todos los lados, por no respetar no respetan ni las puertas de las casas de la gente donde se mean. Es una vergüenza.
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