Devolver la fiesta de percusión al Retiro que fue prohibida por Gallardón
Creo que no sería mucho pedir que se pudiera celebrar la tradicional quedada de tambores y percusión en el estanque del Retiro como se venía haciendo si mayores consecuencias que un pacífico intercambio cultural/musical entre todos los amantes de la música.
Por favor que se derogue la normativa que prohibe tocar percusión en los parques, creo que el sentido común deberia ser el límite a la percusíon no una normativa municipal.
Gracias por vuestro apoyo.
En estos días en que se está juzgando a los responsables de la catástrofe de la fiesta de Halloween en el Madrid-Arena, es el momento de recordar que dicha catástrofe fue el resultado de una combinación de negligencia administrativa del gobierno Botella con un modelo de ocio-negocio que solo ve beneficios económicos en la pulsión humana a la danza y que medra al amparo de dicha complicidad con la negligencia administrativa. Un modelo de ocio en las antípodas de aquel que fue antes reprimido, por el mismo gobierno municipal en el parque del Retiro: nuestra fiesta espontánea, gratuita, abierta, oxigenada... de tod@s y para tod@s
El mundo, nuestra ciudad y el parque de El Retiro, son lo suficientemente grandes como para que "quepamos todos", con nuestras aficiones y nuestras manías, en tanto que no afectemos a los derechos de nuestros vecinos. Y, aunque algunas actividades ajenas nos produzcan un cierto fastidio o molestia, ello, a mi juicio, no es suficiente razón como para prohibirlas. Mucho domingos me veo abligado a dar grandes rodeos para poder curzar al otro lado del Paseo de la Castellana (en moto), pero tengo asumido que aunque no participo en carrera alguna, mucha gente disfruta con ello. Y este asunto, me parece que es algo parecido. Saludos.
No quiero que vuelva la percusión que fue prohibida por Gallardón. Quiero que la música, prohibida o permitida, se entienda desde el ámbito cultural y social y nunca desde el ámbito político. Quiero que vuelva la percusión al Retiro, quiero que lata el corazón de Madrid. Quiero un latido sin arritmias, ni excesos, un corazón que lata con alegría y sin miedo ni ira. Quiero un latido sano, que sea agradable escucharle latir, quiero que, quien haga latir el corazón, sepa que tiene que hacerlo al gusto de los madrileños. De todos los madrileños, incluso los que viven una vida muy diferente a la suya. Quiero percusionistas que procuren tocar al menor volumen posible para que quepan más instrumentos. Quiero músicos que se escuchen los unos a los otros. Quiero que en las oficinas de atención al turista se informe de esta actividad, abierta, libre, gratuita (free) como ejemplo de la expresión multicultural de Madrid. Quiero que en el Retiro sea un lugar donde todos los domingos se celebre con alegría, fraternidad, tolerancia y de forma sana y equilibrada un acto musical espontáneo, dedicado al cielo de Madrid, que sea la banda sonora del Sol cayendo sobre la ciudad. Quiero que, al caer la noche, los tambores respeten el silencio de la oscuridad. No quiero una rave, ni una fiesta pagana descontrolada, quiero un acto cultural bonito en el lugar más hermoso de Madrid. Y quiero que quien toque allí también conozca y respete lo que significa históricamente el monumento en el que está tocando. No es cualquier sitio, ese monumento representa unos valores nobles que debe mantener quien quiera hacer uso de él. Quiero que a las personas les apetezca tocar instrumentos musicales y que, quien no quiera, mantenga la paciencia, porque no es fácil aprender a tocar ningún instrumento musical de forma virtuosa, hay que practicar mucho y facilitar la práctica. Quiero volver a ver niños acercarse a bailar la música con inocencia y a padres liberarse de los prejuicios de que, quien está haciendo música, no es una persona igual que ellos. Quiero que los turistas se encuentren con una verdadera expresión de lo que es el carácter abierto de Madrid. Quiero que la policía se sienta segura símplemente teniendo una pareja de efectivos cerca. Quiero músicos que sean las cabezas visibles y que se responsabilicen del buen transcurso del acto y de la imagen que están dando a las personas ajenas a él que por allí pasen a curiosear, y quiero que se coordinen cordialmente con la policía para que todo salga según dicta el sentido común y la intención del evento. Quiero WCs portátiles cerca, no quiero el acoso de los lateros ni latas por el suelo. Quiero buen gusto, y el buen gusto es lo único que nunca quiso prohibir Gallardón y siempre apoyará Carmena. Pero, sobre todas las cosas, quiero la tolerancia de quien se crea con más clase que las personas que están allí tocando un instrumento musical, quizá sea una suerte que no tengan que llevar la misma vida que ellos, pero quizá sea una desgracia que la vida les haya vuelto intolerantes con el prójimo. Quiero que se entienda que, para muchas personas, poder asistir con su tambor a tocar junto a otras personas era lo único bonito que les regalaba una amarga vida. Tras la prohibición fuimos muchos los que optamos por seguir haciendo música en el Retiro con un mínimo principio: Que nadie con un juicio equilibrado pudiera decir que esa música era molesta. Y durante años hemos seguido haciendo música sin molestar ni ser molestados. Nos sirvió para aprender a improvisar en grupo, para encontrar armonía con la naturaleza del entorno y las personas que quieren dar un agradable paseo por el parque. Desgraciadamente, los malos políticos recurren a la prohibición en lugar de al dialogo y a la educación, pero no puede volver lo mismo, es nuestra responsabilidad hacer autocrítica, aceptar nuestros errores y aprender de ellos, entender las opiniones que se oponían y mostrar que han pasado los años para aprender a hacer mejor música. Y seguiremos aprendiendo y compartiendo lo aprendido ¿Por qué no permitirlo?
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Creado el 08/09/2015 11:13
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