Propongo que se obligue a hablar más despacio, de este modo las personas se entenderían mejor independientemente del acento que tengan, haciendo de Madrid una ciudad más acogedora para los foráneos. He hecho unos cálculos y estimo que con no sobrepasar una velocidad de 25 palabras por minuto la comprensión sería la máxima.
Podría estudiarse la construcción de palabrómetros, y multar a quien sobrepase las 25 palabras/minuto.
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