La horrenda Plaza de los Cubos

El hermano menor de la zona Azca, pone de manifiesto que en cuanto el ser humano construye un subterráneo sus congéneres indefectiblemente lo mean o intentan violar a una mujer. Esta espantosa plaza ha sido famosa por sus reuniones de bandas de la extema derecha, neonazis incluidos, que llegó a tener una policía dedicada en exclusiva a la zona de la comisaría de la calle Rey Francisco.

Más tarde, se convirtió en un centro expendedor de drogas duras y blandas con los camellos aposentados junto al nefando monumento que da nombre al lugar.

Hoy es unos de los botellometros más molestos para vecinos que vivan en una manzana a la redonda, ante la pasividad o impotencia de la policía municipal . Las noches de la primavera verano es imposible dormir con las ventanas abiertas, sobre todo los jueves, viernes y sábados, cuando la alegre muchachada sale a emborracharse sin importarle menudencias tales como la convivencia y el respeto a los demás. El paisaje de las mañanas siguientes, sobre todo sábados, para lo que madrugamos, en este país, las 10 de la mañana es dantesco antes de que pasen los servicios de limpieza, pero ya estamos acostumbrados a vivir entre la basura que nos ha proporcionado y entre la que ha educado a algunas generaciones, la inolvidable Botella, Queen of the Olympics Games.

En una manzana a la redonda desde su epicentro alberga 28 bares, los he contado, casi todos cutres y de comida basura con terrazas que ocupan el espacio que les da la gana sin miedo a las multas, tal y como ha reconocido el concejal de centro, impotente ante el desmadre, que además no garantiza votos populares.

Sólo la salva los cines y su adicto público, algo provecto entre los que me cuento, que tiene que salir de la última sesión entre peleas, vomitonas y gritos para regresar a sus casas y los que vivimos en los alrededores, cerrar a cal y canto ventanas y enchufar los aires acondicionados los que los tengan.

Propongo hacer cumplir la ley al respecto de ruidos, botellones, terrazas... etc. Algo francamente complicado en este país, donde las leyes se hacen para aplicar la ley del embudo. Y si no lo hacen por sus votantes populares, háganlo al menos por frenar el calentamiento del planeta y el cambio climático. Que no todo es montar en bici, estimada Inés (Sabanés, por supuesto)

Gracias por la lectura, que no servirá de nada. Un cordial saludo

Un vecino