Bolardos retráctiles en vados privados

Con la incapacidad que algunos tienen en esta ciudad para respetar las normas, es habitual que los vados de entrada a los garajes privados sean aprovechados continuamente para aparcar coches para recados de "cinco minutos".

La consecuencia típica es que el dueño del garaje que quiere salir se pone a tocar la bocina como un/a energúmeno/a molestando a todos los vecinos a cualquier hora. El que deja el coche obstruyendo confía en que "le tocarán la bocina" si quieren salir, el que toca la bocina se queda tan pancho porque "es culpa del otro" y al final la pagan los vecinos y su calidad de vida y sueño.

Todo esto se solucionaría fácilmente dando licencias a los propietarios de vados para que instalen bolardos retráctiles como los que hay en las calles peatonales, con su propio mando a distancia. De este modo nadie puede aparcar en su vado y todos contentos.