Dado que esas placas se han pagado con dinero público (osea, dinero de todos los madrileños que durante años, mes a mes, han pagado religiosamente sus impuestos con su esfuerzo y su trabajo) no vería mal entregar las placas a los madrileños que lo soliciten.
Supongo que la idea inicial del ayuntamiento será tirarlas (o reciclarlas), pero para muchos madrileños,por un motivo u otro, esas calles tienen un significado emocional, histórico, familiar o de niñez, y nos gustaría tener esas placas como recuerdo.
Sé que otros muchos madrileños no compartirán mi sentimiento hacia una/s determinada/s placa/s, y poniendo por delante de ellos todo mi respeto, pido el mismo hacia mi idea.
¿Creeis que debería abrirse un listado de solicitud de las placas? Eso, o directamente plantarnos el día que las retiren y pedírselas amablemente al operario, aunque dudo mucho que tenga órdenes de cedérselas a quien se acerque a pedírselas....
Comentarios (6)
https://decide.madrid.es/proposals/7624 yo les he propuesto esto.
Quizas deberian ponerse a la venta por un buen precio para pagar todas las deudas que el PP ha dejado en el Ayuntamiento.
Esto muestra un fanatismo tremendo.
Este quiere la placa de la plaza del caudillo de EL PARDO, pero ya se le han adelantado, la robo un fascistas franquista hace poco.
¿ Quién en su sano juicio querría una placa del General Yagüe, un tipo que ordeno asesinar a miles de personas en la Matanza de Badajoz ? Miles !
Con todos los respetos a quienes estas placas conmemorativas del golpe de estado a un gobierno democrático, la dictadura, el levantamiento en armas, el fascismo o el franquismo, puedan sugerirles alguna emoción, recuerdo, nostalgia o cualquier otro noble sentimiento, me gustaría recordarles algunos países que a lo largo del siglo XX sufrieron el fascismo, como por ejemplo Alemania, Italia, Argentina, o España. En todos esos países los fascistas fueron juzgados y condenados, y por supuesto no tuvieron ningún tipo de placa conmemorativa al que se le pudiera coger "cariño" o sentimiento. Todos excepto uno, el nuestro, cuyos herederos siguen poseyendo las más altas esferas de poder económico y político. De aquellos polvos vienen estos lodos.