Papeleras de colores

Salgo del trabajo, del entrenamiento, de las clases de alemán o del aula de ebanistería, y me entra hambre. O sed. Para saciarlo, compro algún comestible -o alguna bebida- que, por cuestiones de higiene, está envasado. Retiro el envoltorio y ¿qué hago con él? Cívicamente, y por supuesto, lo tiro a la papelera; que este Madrid con una suciedad tan repentinamente patente no admite ya más basura. Entiendo que igual que yo, tropecientos habitantes -y visitantes- tiran diariamente sus correspondientes tropecientos envases a las papeleras, que no pueden distinguir las pobres entre plásticos, material orgánico o escupitajos (aunque supongo que este último entra dentro del anterior). Propongo remodelar, cambiar, actualizar, mejorar, optimizar o el verbo más proactivo que se nos ocurra estos precarios recipientes, para que sean capaces de separar, al menos, lo "amarillo" de todo lo demás. No creo que sea un procedimiento demasiado costoso y, si su gestión es realizable, contribuiría a pasar del Madrid gris que hemos heredado a uno más verde, utilizando la socorrida referencia cromática. 

Abro esta cuestión como debate, principalmente porque se trata de una idea poco madurada -que se me acaba de ocurrir, vaya- y porque, antes de presentarlo como propuesta o incluso parte de los Presupuestos, podríamos depurarlo un poco entre todos en este espacio de voces que también es nuestro.

Animaos a participar! :)