Hay una proliferación de propaganda de contactos sexuales que lleva demasiado tiempo actuando impunemente en todos los barrios de Madrid, especialmente los más vulnerables. Los ubican en las lunas de los coches aparcados y terminan en las aceras, formando una alfombra de tarjetas. POr más que se retiran vuelven a surgir pues los repartidores hacen el recorrido varias veces al día. ¿Tan difícil es localizar los teléfonos de contacto y llegar hasta el máximo responsable, que seguramente es un empresario explotador de menores con fines sexuales?
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