Desde el Ayuntamiento de Madrid se sigue una política de persecución al vehículo privado que dificulta enormemente la vida de los madrileños y de otros ciudadanos que necesitan acceder a la ciudad para trabajar u otros asuntos.
Es una medida recaudatoria y populista que beneficia a pocos y perjudica a muchos, dejando zonas enteras vacías de coches durante el día pero impidiendo aparcar a quienes trabajamos en la zona.
Un ejemplo claro es el entorno del Parque Calero.
Sobran zonas SER, especialmente tan lejos del Centro de la ciudad.
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