Si a la conservación de la asignatura de religión en los colegios
Código de la propuesta: MAD-2015-11-4950
La cultura j-cristiana y, especialmente, la católica explica las obras de arte más importantes de la historia, nuestro historia, el escudo de nuestro país, nuestros nombres...
En la cultura judeo-cristiana hemos nacido, germinado y crecido y es ésta la que explica nuestra historia, tradiciones, costumbres e identidad. Como saben suprimirla es condenar al analfabetismo y al ostracismo intelectual a generaciones enteras. Si fuera así nuestros hijos, un día, se levantarán para echarnos en cara nuestra torpeza y desatino en esto.
La etimología del lenguaje, los toponímicos, la estructura cultural y sociológica han sido moldeados por la fe en Cristo. Igualmente la más excelsa e irrepetible muestra cultural expresada en pintura, arquitectura, escultura, música e incluso literatura, explícitamente o mediante alusiones, descansa sobre fundamentos cristianos.
En pintura los frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, la última cena de Leonardo da Vinci, La vocación de San Mateo de Caravaggio, Velázquez y su Cristo crucificado, Rubens, Tiziano, etc. En arquitectura el catolicismo ha auspiciado los más bellos y espléndidos edificios y monumentos de todos los tiempos; Maravillosas catedrales, monasterios, basílicas como la de San Pedro, El Escorial, universidades como la Pontificia de comillas o la sagrada familia de Barcelona son las más señaladas muestras de arte arquitectónico nacional. Esculturas inmortales como la piedad o el David de Miguel Ángel, tallas y conjuntos religiosos, que con tanta devoción son sacadas por las calles en procesión, etc. La literatura con las obras de los dos Sacerdotes Calderón de la Barca y Tirso de Molina, San Juan de la Cruz, Lope de Vega, Cervantes con múltiples referencias a Cristo y su Amor, obras ininteligibles para quien no conoce los prolegómenos del catolicismo. Composiciones musicales como las del sacerdote Vivaldi, el Mesías de Haendel, Requiems como el de Mozart, Misa en si menor de Bach o missa solemnis de Beethoven etc.
También la geografía mundial está salpicada de toponímicos con referencias cristianas San Francisco, San Diego, Los Ángeles, República Dominicana, San Salvador, San Lorenzo del Escorial, etc.
No es sorpresa también encontrarnos con palabras derivadas del cristianismo como “¡Vaya con Dios!”, “¡Adiós!”, “¡Jesús!”, etc. Sin olvidar los conceptos oriundos de las deliberaciones de la iglesia como la misma idea de “persona” del que surgieron los derechos fundamentales tal y como ahora los conocemos.
Todo esto nos lleva a la urdimbre de la historia de occidente, tejida por el seguimiento de Jesucristo y jalonada por el catolicismo; la conversión del imperio romano, monarcas católicos, la intervención de la iglesia en la reconquista, el papel de las órdenes religiosas, sus obras educativas y de caridad, configuración social y política del viejo continente y, colonización y educación del nuevo mundo.
También es conocido el nacimiento de las universidades por iniciativa de la iglesia (como la Universidad de Salamanca nacida del claustro de la catedral o la Universidad complutense auspiciada por el Cardenal Cisneros), en el convencimiento de que, para la búsqueda de la verdad, es necesaria la educación.
De tal forma nos abrazan nuestras raíces e historia católicas que en ellas descansa la misma la razón de nuestro propio nombre como “Francisco” o “Paco” (PAter COmmunio), “Juan”, “Carmen”, “Pedro” o “Pilar” o hasta el mismo año en el que nos encontramos, año 2015.
No está en mi intención ocultarles que yo, como creyente, considero a la iglesia único instrumento dejado por Cristo capaz de llevarnos a la salvación ya aquí, en un mundo confundido y sin esperanza. Sin embargo, aun excusando la fe, es esencial para cualquier hombre occidental el conocimiento de su cuna, del catolicismo, para la misma inteligencia del mundo contemporáneo, y como necesaria propedéutica para la imbricación e interrelación de todos los saberes sopena de convertir a nuestros jóvenes en “verdaderos ignorantes”.
Mal está que desconozcamos todo lo que ha traído la iglesia pero peor es no conocernos a nosotros mismos. Si no sabemos cuáles son nuestros orígenes, mal podremos emprender un camino conjunto hacia el futuro, todo nos parecerá extraño, raro, sin fundamento y sin suelo y nada nos unirá.


Al final las clases de arte no pueden profundizar en la vida de Cristo. Por ello la religión católica es un conocimiento propedeútico necesario para entrar en esa disciplina y poder admirar su trascendencia. Sino no se podría avanzar con suficiente agilidad, se debería explicar la biblia y luego la obra de arte.
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Creado el 07/11/2015 08:10
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