Muchos establecimientos de ocio nocturno cobran entrada a un sexo y no al otro. Es denigrante utilizar a un sexo como reclamo del otro con fines exclusivamente comerciales por parte del establecimiento. Genera una situación de injusticia para una de las partes y de objetivización para la otra.
Propongo que se impida cobrar entrada creando diferencias por sexos, pues así Madrid será una ciudad más justa y que avanza hacia la equidad y se aleja de diferenciar por género.
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